14 de octubre de 2010

OPINIÓN – El deporte es una actividad de riesgo que requiere la aplicación de medidas preventivas

Al hilo de dos lamentables acontecimientos ocurridos el pasado sábado en partidos de fútbol base, con un jugador salmantino con el brazo roto en el encuentro de la regional infantil entre el Real Ávila y el Salamanca, y de la conmoción y brecha sangrante experimentada por dos futbolistas en la liga provincial cadete, son varios los mensajes y correos recibidos para denunciar dos hechos: uno, la tardanza en acudir de las ambulancias del servicio de emergencia 112, y dos, la necesidad de que se tomen medidas para evitar sucesos como los acontecidos dotando a los campos de los medios necesarios (una ambulancia permanente y personal sanitario) durante el tiempo de celebración de los eventos deportivos.
 
Sobre el primer asunto, los ciudadanos no han de ignorar que la propaganda mediática hecha del 112 por parte de la Junta de Castilla y León como teléfono único para dar solución a las emergencias no se corresponde proporcionalmente con el grado de respuesta real de sus ambulancias de cuidados intensivos dotadas con personal médico adecuado, ya que queda limitada por la existencia de dos únicas bases operativas en la provincia de Ávila: la capital y Arenas de San Pedro. Ello quiere decir que si la ambulancia UCI está ocupada realizando un servicio, hasta que no termine éste no podrá atender la siguiente urgencia. De ahí que la demora se prolongue más allá de lo necesario, sin olvidar que los protocolos establecidos por la burocracia administrativa se pueden contradecir con la imprescindible inmediatez de actuaciones que debe presidir las situaciones de emergencia.
 
El problema anterior, achacable en todo caso al modo de gestión sanitaria que ha establecido la administración autonómica, con medios insuficientes para dar una respuesta adecuada a las demandas de una población mayoritariamente envejecida, ubicada en localidades dispersas, distantes entre sí y sobre un extenso territorio, podría resolverse en el asunto que nos ocupa si en las horas de mayor concentración de actos deportivos (por ejemplo, durante las mañanas de los sábados cuando se celebran numerosos partidos de fútbol) en los distintos campos e instalaciones se disponga de medios sanitarios para hacer frente a cualquier contingencia que pudiera acontecer. Para ello sería necesario que los distintos estamentos que intervienen en la celebración de un evento deportivo (federaciones, clubes, etc.) realizasen un importante esfuerzo que en la mayoría de los casos es de difícil asunción por el coste económico que supone. Pero este hecho no debe servir de excusa para que cada parte no asuma las responsabilidades que le competen. Que la práctica del deporte supone una actividad de riesgo nadie lo puede rebatir. Que los riesgos tienen que mitigarse con medidas preventivas para evitar su aparición o en todo caso minimizar sus consecuencias, es irrefutable. Las normas de competición deben establecer las acciones de prevención y los medios que han de estar obligatoriamente dispuestos para ser utilizados en caso necesario. Desde el punto de vista legal, han de ser los organizadores de campeonatos o encuentros deportivos quienes pongan o exijan esos medios y si no los tienen, la competición, el partido o el choque debe suspenderse. Tiene que ser un requisito más, al igual que es imprescindible un árbitro para dirimir las contiendas y aplicar las reglas.
 
Velar por la seguridad de todos los sectores involucrados en el deporte (deportistas, público, árbitros…) es una obligación común, en la que se han de implicar los órganos federativos, entidades deportivas, organizadores y promotores, y como no las administraciones públicas, empezando por la más próxima: los Ayuntamientos, a quienes habría que preguntar bastantes cosas relativas a la situación en que se encuentran las instalaciones deportivas de las que son propietarios y que gestionan directamente o a través de concesiones: ¿Disponen de planes de emergencia o autoprotección? ¿Han estudiado los puntos de entrada y de concentración más adecuados para los servicios de emergencia? Para la evacuación de público y deportistas, en caso necesario, ¿tienen establecidas las rutas de salida? ¿Cuentan con medios de intervención y socorro en el lugar como extintores, desfibriladores, botiquines con material sanitario…? Quizá demasiadas preguntas y responsabilidades a las que hacer frente. Mientras no suceda nada grave parece que es preferible mirar para otro lado y cuando llegue la catástrofe, ya nos acordaremos de Santa Bárbara…
 

1 comentario:

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