25 de abril de 2011

MONTAÑISMO – “Las grandes expediciones comerciales cuentan con todo tipo de comodidades”

Carlos Soria se encuentra en el campo base preparando su ascensión al Lothse

Carlos Soria con Juanito Oyarzábal
El alpinista abulense Carlos Soria se encuentra en el campo base del Everest con la intención de subir al Lothse –la cuarta montaña más alta del mundo– en su proyecto de alcanzar los catorce ocho miles. El veterano montañero ha enviado un comunicado desde su situación actual, indicando que a mediados del presente mes de abril llegó allí, donde se encuentra compartiendo permiso con Juanito Oyarzábal, Carlos Pauner, Juanjo Garra, Javier Pérez y Lolo González.

Desde 5.300 metros de altura, Soria informa de que están instalados “en una zona un poco aislada dentro de este enorme pueblo de más de 200 tiendas de campaña”. Un campo base que “nada tiene que ver con los del resto de las montañas. Hay un pequeño helipuerto donde llegan cantidad de helicópteros, un hospital de campaña o posiblemente dos”. Y es que está previsto que lleguen dos médicos aragoneses de reconocido prestigio en el mundo del alpinismo como son José Ramón Morandeira y María Antonia Nerín. Además “muchas expediciones tienen su médico particular”, relata.

De que el campo base del Everest es diferente lo demuestra el que “las grandes expediciones comerciales cuentan con todo tipo de comodidades, tiendas comedor y estar con suelo y puertas de madera, tumbonas, televisión de plasma, bar, lavabos, etc.”. Algo que “nada tiene que ver con el mundo del alpinismo”. Por eso y por la seguridad y comodidad que quieren los clientes de estas expediciones los precios de las mismas “oscilan entre 30.000 y 100.000 euros”.

Respecto a la aclimatación, Carlos Soria comenta que la está efectuando “con ascensiones por la ladera del Pumo Ri, desde donde se disfruta del panorama más espectacular del Everest, Lothse, Nupse y en general de todas las montañas que rodean el valle del Khumbu, además de alguna incursión por la cascada”. Su objetivo inmediato es subir y bajar al campo 1 en el mismo día y luego ascender al campo dos y quedarse allí durante cuatro días.

El tiempo que hace es de “mucho frío, mínimas de -18º en el campo base y fuerte viento”. Soria se encuentra en buenas condiciones físicas. “Respondo bien en las ascensiones que realizo… como con mucho apetito y procuro no enfriarme y cuidar mi garganta”, señala. Sin embargo, el sherpa que le acompaña, de nombre Muktu, “se encuentra bastante fastidiado. El primer día que ha entrado en la montaña ha bajado con un fuerte dolor de rodilla y un enfriamiento que le dificulta la respiración”, esperando que lleguen los médicos españoles para que le atiendan. Si no pudiera seguir “contrataría otro sherpa ya que solo dispongo de él como compañero en la altura y sobre todo para ayudarme a transportar los campamentos”. “Como todos sabéis mis medios económicos son unos de los más bajos que existen en este multimillonario campamento”, se lamenta.

No ha faltado la ‘puya’, “ceremonia religiosa para pedir protección para la expedición”. “Se monta un pequeño altar con ofrendas y banderas de oración, también se acerca parte del material y nuestras banderas”, informa Soria sobre un rito que realiza un lama.

A falta de que lleguen más expediciones, el número de éstas en el campo base del Everest/Lothse es de 18, que aglutina a un total de 168 alpinistas y 230 sherpas. Los jefes de cada una de las expediciones han acordado equipar con cuerda hasta la cumbre tanto la ruta del Everest como la del Lothse, teniendo que aportar cada alpinista 150 dólares en el caso de los que van al Everest y 75 los que suben al Lothse.

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