17 de agosto de 2012

CAZA – Puntería para pocos blancos

La media veda arrancó ayer con una temporada condicionada por la mala cosecha de cereal y que los cazadores ya auguran «floja» salvo en las zonas más al norte

Escopetas a punto, munición preparada, perros listos. El miércoles 15 de agosto se dio el pistoletazo de salida a la caza con la apertura de la media veda en Castilla y León. Los cazadores esperan con ansia la fecha, aunque las previsiones para esta campaña no son optimistas. Con diferencias entre unos puntos y otros de una comunidad tan extensa, lo cierto es que no se augura una buena temporada.

El año ha sido malo para el campo, con una cosecha de cereal diezmada y por debajo de la media de los últimos años debido a la sequía que impidió brotar espigas más fuertes, y eso no sólo repercute negativamente en los bolsillos de los agricultores. Los cazadores también sufren las consecuencias del mal año. Y es que ambas actividades «van aparejadas», recuerda y lamenta Claudio Sánchez, de la Federación de Caza de Castilla y León.

Aunque hasta que no acabe la temporada no se podrán hacer valoraciones, por la experiencia ya temen que en las provincias más al sur como Ávila, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora van a ser «unas jornadas bastante flojas», advierte Claudio Sánchez. Una primavera seca, con poca cosecha y la escasa paja recogida pronto de las tierras no dibujan el mejor nido para las especies de caza.

«Regular» confían en que sea la campaña en zonas algo más húmedas como Burgos, el norte de León y de Palencia, donde confían en que las piezas abatidas puedan dar como resultado una temporada de media veda –acabará el 16 de septiembre– «aceptable».

Codornices, perdices, urracas y cornejas están ya en el punto de mira de las escopetas de los cazadores de Castilla y León, mientras que las tórtolas y las palomas torcaces deberán aguardar hasta el 21 de agosto de acuerdo a la orden de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de acuerdo con la Federación de Caza, que también mostró su apoyo a la «pionera» decisión de limitar a 35 perdices y ocho tórtolas el máximo a abatir por cazador y día.

Aunque el número de licencias para esta temporada aún no está cerrado, pues aún falta por comenzar la caza menor y la mayor, que se iniciarán en otoño, lo cierto es que año a año se constata un descenso en el número de aficionados a esta práctica, con importantes repercusiones económicas y sobre el empleo (se estima que genera unos ingresos directos e indirectos que superan los cien millones y tiene más de mil puestos de trabajo vinculados).

Desigual afición


La caza mayor sí parece que tiene algo más de «auge», aunque la menor cuenta con menos cazadores. «Cada vez hay menos piezas y si no tienen afición, se aburren y se borran», lamenta Claudio Sánchez, quien también apunta al cambio de hábitos entre los jóvenes, que prefieren «una vida más cómoda y lúdica» como causante de las escasas incorporaciones que se van produciendo. En 2011, según los datos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, se concedieron 302.487 licencias de caza en la Comunidad, casi 23.000 menos que diez años antes.

Castilla y León contaba el año pasado con diez reservas regionales de caza sobre una superficie de algo más de 547.000 hectáreas; además de 5.638 cotos privados sobre una extensión de casi ocho millones de hectáreas; cuatro cotos regionales (6.500 hectáreas) y ocho zonas de caza controlada que se extendían por 22.711 hectáreas.

Fuente: ABC

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