1 de octubre de 2014

CICLISMO – David García Núñez cuenta su participación y victoria en la Madrid-Lisboa

Tu capacidad de sufrimiento mental es la que te hace llegar a meta y la que marca la diferencia

David García con la bandera de Candeleda
@deportesavila / Un candeledano de 25 años, David García Núñez, ha conseguido ganar en la categoría de equipos de dos en la carrera de bicicletas de montaña de larga distancia Madrid-Lisboa. Junto al cacereño Samuel Padilla formaba parte del equipo Ciclosrueda.com/Bicibiker/Candeleda, siendo la segunda participación consecutiva de la pareja que se ha saldado con gran éxito entre los más de 600 participantes. 

David, graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid y actualmente ejerciendo su profesión en la instalación deportiva de la cadena Gofit en Vallehermoso (Madrid), nos cuenta su reciente experiencia en la carrera que atravesó la provincia de Ávila, con estaciones de hidratación en Burgohondo y Navalperal de Tormes.

Lo primero voy a comentar un poco la historia que me une a mi compañero Samuel y al C.D. Rueda. A finales del año 2011, decidimos crear un equipo pequeño con patrocinadores de Cáceres, Candeleda, Salamanca, etc. A partir de ese momento, nuestra relación y la de nuestras familias se fue estrechando. En ese equipo también estuvieron otros corredores, donde destacaremos a Enrique Morcuende, también de Candeleda, y que yo mismo introduje con el fin de que aprendiera, y a Miguel Rodríguez-Tabares el cuál tiene mucha culpa de que seamos campeones de Madrid-Lisboa.

En el mes de abril de 2013, Miguel nos propuso correr Madrid-Lisboa en equipo de tres y nos pareció una verdadera locura. Una prueba así asustaba hasta a los más valientes, pero al final dimos el paso. En ese momento yo empecé a llevarles los entrenamientos (a Samuel ya le entrenaba desde el 2012) para llegar a esa prueba lo mejor posible. A falta de un mes aproximadamente, Miguel nos comunicó que le iba a ser imposible correr, por lo que participar en parejas se convirtió más bien en una heroicidad que en valor. 

En aquella 1ª edición, hicimos un papel genial, quedando 6º en parejas, pero la realidad era que nosotros sabíamos que podíamos estar más alto.

Durante la temporada 2014, tuvimos dos paradojas antagónicas. Samuel Padilla iba cada vez a más, y yo, debido a circunstancias de mi vida personal, no era capaz de enlazar un mes seguido de entrenamientos de calidad. En todas las pruebas me encontraba muy fuerte, pero me faltaba la confianza que te da saber que has metido kilómetros a tus piernas.

Relevo en Burgohondo
Samuel me volvió a proponer correr Madrid-Lisboa y aunque me parecía una locura pensé “no has entrenado todo lo que debieras, pero solo te falta confianza David”. Tomamos la decisión de ir de nuevo a esta descomunal carrera, y en ese momento empezó el entrenamiento.

Cuando vas a afrontar Madrid-Lisboa (siempre voy a referirme a mi categoría de parejas, cambia mucho cuando se va de 3 o de 4 corredores). Lo primero que debes superar antes de nada es la barrera psicológica que tienes ante unas cifras del recorrido que no tienen parangón. Creo que esta barrera debemos superarla para todo en la vida, pero os aseguro que la de Madrid-Lisboa es enorme. Tu mente es la que tiene que estar preparada para sufrir durante más de 30 horas y siendo consciente de que da igual lo que te encuentres, lluvia, calor, frío, tormentas… tienes que seguir aún sabiendo que tus fuerzas han desaparecido.

En ese momento, que sabes que llegará, tus fuerzas desaparecerán, empezarás casi a delirar pues llevas más de 300 kilómetros en las “patas” y muchos de ellos de noche, solo, mojado… A partir de ahí el físico pasa a un segundo plano y tu capacidad de sufrimiento mental es la que te hace llegar a meta y la que marca la diferencia. Por ese motivo antes de iniciar una preparación física debemos tener claro que mentalmente somos capaces. Si no es así, vuelve a atrás y empieza de nuevo. No sirve de nada un cuerpo al 100% si tu mente no esta preparada.

La preparación física 

El pasado año, nos preparamos “como mandan los estudios”  y como buen graduado en ciencias de la actividad física y del deporte, sigo la dirección de las últimas investigaciones científicas. Pero en este caso me salté un principio del entrenamiento, el principio de especificidad (en parte solo). Me resultaba imposible intentar entrenar aunque fuera en menor densidad el volumen de Madrid-Lisboa. Nuestro objetivo por encima de ganar o perder con 25 años, es poder disfrutar del deporte y el pasado año me lesioné; hacía una barbaridad de kilómetros “sin sentido” para preparar esta prueba.

Cometemos el error de decir “todo suma” y esa es una verdad a medias. Este año mi objetivo era entrenar lo menos posible, obviamente siempre y cuando exista efecto en el entrenamiento. De este modo, en ningún momento me he encontrado con la sensación de otras temporadas de tener que parar si o sí. Me veo fresco día a día y con ganas de volver a entrenar.

Por lo tanto mi preparación para Madrid-Lisboa fue mucho más encaminada al acondicionamiento físico de estructuras olvidadas como los músculos específicos implicados en la respiración, el fortalecimiento del tren superior, aún más de lo normal, etc. Sobre todo hice ejercicios en isometría, trabajo brutal de Core ¡Ojo!  No solo de la cintura pélvica, sino también escapular. Por supuesto también entrenamos resistencia aeróbica, potencia aeróbica, incluso anaeróbica, porque aunque en esa prueba en cuestión, el componente anaeróbico es mínimo, las adaptaciones que se consiguen con su entrenamiento sí nos permitirán una mejora en otras capacidades.

Entrada a meta
Ya hemos preparado nuestra mente y nuestro cuerpo y ¿ahora? Ahora toca valorar aspectos técnicos como por ejemplo, qué ropa voy a usar, qué tipo de comida, qué herramientas llevar…

Aunque parezca increíble, hemos hecho Madrid-Lisboa con una llave mutiherramienta, dos botellas de CO2, una bomba, una cámara y un powerlink para arreglar la cadena. Fin. Es cierto que había equipos que llevaban mochila con infinidad de cosas, cada uno toma su estrategia. En cuanto a la nutrición, antes de la prueba no tiene mucha diferencia con otras, cargar nuestro depósito de glucógeno, mantener la ingesta diaria de vitaminas y minerales… Lo normal. La mayor diferencia viene en el ‘durante’ pues debes elegir muy bien qué bebida vas a tomar y qué vas a comer. A grandes rasgos y sin entrar en detalles ni marcas, deben ser comidas con un índíce glucémico bajo; tomarte un gel con cafeína te ayuda a llegar hasta el siguiente punto pero ¿y los demás puntos? Es cierto que yo mismo llevaba geles, claro, para sí es una situación extrema, además sí tuve que tomarlos pero no es lo más recomendable salvo en el final de la carrera.

Debemos entrenar también el uso del GPS, el pasado año había poco que entrenar pues los track estaban clavados. Pero este año no era tanto así, sobretodo una vez pasábamos la frontera y debías navegar casi a ciegas algunos tramos, solo por orientación. Para ello debías utilizar muy bien las herramientas de este aparato en algunos tramos (no demasiados) que eran intransitables y tenías que ir pegado a el track.

Y ahora llega la hora de la verdad, la verdadera carrera. La estrategia era la que yo llame hace ya tiempo “el mazo y el látigo”, je, je. Samuel es más rápido que yo, en cambio de noche, yo soy más rápido. Pues estrategia sencilla, yo hago la mayor cantidad de la noche y Samuel durante el día vuela en sus postas.

Los tramos

Voy a describir brevemente los tramos que conozco, de los que hizo Samuel, puedo decir más bien poco. 

Tramo 1 (Las Rozas-Robledo de Chavela). A priori no parece muy, muy duro, además llegamos con las fuerzas a tope, pero debemos tener en cuenta que un posicionamiento bueno de inicio nos ayudará mucho.

Tramo 2 (Robledo de Chavela-Burgohondo). Tiene bastante carretera y una zona algo técnica para rodear el pantano del Burguillo. Rápidamente me dí cuenta que nuestros rivales no eran excelentes bajadores, asi que aun tomando bastantes riesgos decidí arriesgar. El resultado fue que al llegar a Burgohondo seguíamos líderes y habíamos ampliado la ventaja. 

Tramo 3 (Burgohondo-Navalperal de Tormes). Es el tramo con más desnivel, tan solo 60 kilómetros. Samuel amplíó un poquito más la ventaja.

Tramo 4 (Navalperal de Tormes-Navaconcejo). Ya es de noche, es el tramo más suave de todos. Los primeros kilómetros hasta El Barco de Ávila son por carretera, luego nos dirigimos por el Valle del Jerte hacia el sur. Este año estaba muy, muy embarrado y eso lo convirtió en un lugar propicio para marcar diferencias. Además en este tramo está la parte más técnica de toda la carrera y sabía que si arriesgaba y salía bien, podíamos dar un golpe sobre la mesa. Llegamos a Navaconcejo con 27 minutos de ventaja sobre los 2º clasificados, Madrid-Lisboa estaba más cerca.

Tramo 5 (Navaconcejo-Cañaveral). Puedo decir más bien poco de este tramo. Me comentaron que era muy rápido, pero con el barro mi compañero tardó casi cuatro horas, así que de rápido nada de nada.

Tramo 6 (Cañaveral-Alcántara). Tiene una parte de carretera, pero muy dura. Subiendo las curvas del Tajo. El resto del recorrido es en gran parte por monte bajo, y rampas muy duras y muy cortas. Transcurrimos entre prados con ganado y la verdad es una experiencia genial. Salimos con solo 5’ de ventaja (nos recortaron 22’ sin saber aún como….), por lo que una vez más tuve que apretar como si fuera la última posta. Al llegar a Alcántara, pensé qué me había pasado y había tirado Madrid-Lisboa. Por suerte pude reponerme. Salíó Samu con tan solo 11’ de ventaja… 

Tramo 7 (Alcántara-Cedillo). El temido tramo 7; en seco no hay duda, es el más duro. Mucho campo a través, rampas enormes… Lo bueno es que te amanece en él y eso es muy chulo. Samu tardó 4h 30’, aproximadamente, en hacer  80 kilómetros, así que imaginaros como era.

Tramo 8, (Cedillo-Pont de Sor). Cruzamos la frontera. La primera parte empiezo a navegar a ciegas hasta que encuentro la trialera de bajada al pantano. Una vez en la frontera comienza a diluviar, nos caen varias tormentas, incluso granizos. Pistas que debían ser  muy rápidas se convierten en verdaderos fangos. Por detrás, vienen a cazarnos pues para ese corredor ya era su última etapa y a mí aún me quedaba otra. A falta de 15 kilómetros para llegar al relevo de Pont de Sor, me caza y se me escapa… Somos segundos y nos están apretando la yugular de lo lindo. Debido a los nervios, cometo un error y me voy al suelo a más de 40 kilómetros por hora. Consigo llegar a Pont de Sor a 4’10”… Dentro de lo malo lo hemos salvado, y en este momento Madrid-Lisboa vuelve a estar en nuestra mano.

Tramo 9 (Pont de Sor-Coruche). Tramo rapidísimo, en el que mi compañero retoma la cabeza de carrera y me entrega el testigo primero.

Tramo 10 (Coruche-Lisboa). Era el tramo más largo. A priori no debería haber sido tan duro, pero con el agua caída, las plantaciones de Eucalipto están embarradisimas, las pistas rápidas son verdadero pegamento para nuestras ruedas. Sufro y sufro mucho, pero solo pienso en que ninguna luz se me acerque por detrás. A falta de unos 30 kilómetros tengo que parar en una gasolinera a comer algo rápido, y debido a eso perdemos la posición 13-14 absoluta. No pasa nada, lo importante es ganar nuestra categoría. Llegada a Lisboa, me encuentro con mi compañero y en la meta nos esperan nuestras familias, y muchísimo público, mucho más que el pasado año… Cruzamos la meta. ¡¡¡HEMOS HECHO HISTORIA!!!


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